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domingo, 18 de octubre de 2009

EL JAGUAR

Yolotl González Torres
El jaguar en la cosmovisión prehispánica simbolizaba la noche y el poder nocturno. Era el anual por excelencia, sobre todo de los chamanes y de los hombres de poder, como los reyes y los sacerdotes. En 1946 –cuando todavía abundaban los jaguares-, Covarruvias escribía que los indígenas hablaban de éste con temor sobrecogedor, ya que no lo consideraban en su subconsciente como el animal de alguna especie determinada, sino más bien como un espíritu sobrenatural.
El jaguar, ciertas aves y la serpiente, sintetizaban lo más significativo de la naturaleza y de alguna manera cubrían los órdenes más importantes de los animales: cuadrúpedos o de pelo, los que vuelan o de plumas, y los que se arrastran con piel de escamas. Los peces no desempeñaban un papel importante en la cosmovisión mesoamericana.
El jaguar, es el tercero en tamaño de los felinos en el mundo y el más grande de los gatos manchados en el mundo. Los machos miden aproximadamente de 1.10 a 1.60 m de la cabeza a la base de la cola, la cual mide a su vez de 52 a 64 cm y la alzada es de 80 cm. Las hembras son un poco más pequeñas. El color del animal es amarillo dorado, con manchas en forma de rosetas irregulares. La cabeza es grande y redonda, sus orejas son pequeñas y redondeadas y su pelo corto y sedoso, la cola está rematada en punta de color negro, el pecho es fuerte y las piernas delanteras poderosamente musculosas. Se mueve en un territorio de dos a cinco kilómetros, aunque se dice que algunos machos son grandes andarines y viajan más de 500 km. La hembra da a luz dos cachorros y a veces tres o cuatro. El período de gestación es de 100 días y la madre cuida y alimenta a los cachorros un año o más hasta que pueden cazar solos.